El jefe más neurótico que haya pisado el planeta, también es el más divino. Aunque le costó aprender el verdadero valor de la belleza y qué es el amor en realidad, siempre tuvo una vena compasiva por donde circulaba bondad.

Por Pamela Vázquez vía Glamour
En 1999 salió al aire el primer capítulo de ‘Yo soy Betty, la fea’, una novela colombiana hecha con poco presupuesto y actores desconocidos a la que nadie le tenía fe porque seguía la historia de Beatriz Pinzón, una joven brillante en economía, pero quien, por su apariencia disonante con los estándares de belleza de la época, no lograba conseguir un trabajo acorde a sus capacidades.
Entonces, se postula para la vacante de secretaria de presidencia de una empresa de la rama textil llamada Ecomoda. Gracias a que el nuevo presidente, Armando Mendonza, necesita a alguien brillante que lo ayude a sacar adelante su ambicioso plan para hacer crecer la compañía, decide darle una oportunidad y contratarla, oponiéndose a todas las personas de su círculo quienes decían que no podía ocupar ese puesto, ya que era muy fea. Poco a poco, Armando y Betty (su apodo de cariño) hacen un gran equipo y juntos se embarcan en una aventura financiera que poco después se transforma en un romance atípico, pero muy auténtico.
En 2024 se estrenará la segunda secuela de la novela más adaptada por otros países a nivel mundial, ‘Betty, la fea: la historia continúa’, que contará cómo fue que, luego de un hermoso matrimonio que produjo una hija, Armando y Betty se divorcian y tienen que lidiar con personas de su pasado mientras descubren cómo arreglar sus problemas legales y financieros en Ecomoda. Casi todo el elenco de las producciones anteriores se reunió para regresar a la vida a los personajes icónicos de esta historia creada por Fernando Gaytán. ¿Te gustaría ver cómo lucían antes y cómo están ahora?
Antes y después: así se ve el elenco de ‘Yo soy Betty, la fea’
La economista más brillante de Colombia quien salvó a Ecomoda del naufragio, a Armando Mendoza de nunca conocer el amor verdadero, a Marcela Valencia de un matrimonio infeliz, y todas las mujeres de vivir pensando que la belleza es de un único tipo.
El mejor amigo (por no decir el único) de la familia Pinzón Solano también es un genio de las finanzas, y fue la mano derecha de Betty para salvar a Ecomoda por ayudar a su amiga y por no perder la ilusión de algún día estar con Patricia Fernández, su amor platónico.
El diablito de Armando Mendonza, quien también fue su mejor amigo por mucho tiempo y su complice para lograr sus metas como presidente de Ecomoda, también fue el responsable de llevarlo a cuestionar todo lo que creía conocer de la vida y de las mujeres.
La mujer que más amó Ecomoda y quien lo demostró día a día con sacrificios dolorosos, un voto decisivo para evitar que cayera en manos de quien no la valoraba, y una confesión que la rescató de un segundo gancho al hígado, sin saber que gracias a todo esto, pudo salir de las garras de la toxicidad.
Ex estudiante de la San Marino, ex esposa de Mauricio Brickman, mejor amiga de Marcela Valencia y peor enemiga de Beatriz Pinzón. O también conocida como la peliteñida menos inteligente y más intrigante de Colombia, a quien le urge un curso de finanzas personales.
Las amigas que representan la viva imagen de lo que es la incondicionalidad, el apoyo mutuo, y la genuina felicidad por los logros de sus bffs, y el valor de un buen chisme y la comida deliciosa, son también quienes aprendieron que la belleza tiene muchas caras.
El diseñador que crea ropa para mujeres, pero de feminista no tiene ni un pelo (bueno, ni un dedo). Más allá de su ingenio para trabajar los textiles, la autoproclamada magia de Ecomoda le dio visibilidad a la comunidad LGBT+ en una Colombia machista.
El mensaje con tanto amor en el corazón como canciones populares en la memoria, seguirá siendo el único miembro masculino del cuartel de las feas que si bien no les quitará a los enemigos de encima, si las hará reír con sus ocurrencias.