
Por Pamela Vázquez vía Glamour
El secreto de cómo controlar un ataque de pánico en la noche no tiene nada que ver con un golpe en el rostro ni meter la cabeza en un balde de agua helada. La situación ya es lo suficientemente dolorosa como para añadirle más daños a tu cuerpo que a la larga no te servirán más que para generarte o aumentar la ansiedad de dormir.
Muchas personas le temen demasiado a la hora de descansar porque el silencio absoluto de la noche los obliga a sumergirse en sus propios pensamientos, que por alguna extraña razón, siempre tienen que ver con los momentos más vergonzosos, tristes o iracundos del pasado, así como las situaciones más angustiantes del futuro.
Por ello, desafortunadamente los ataques de pánico nocturnos son muy comunes, aunque no tanto las formas efectivas de controlarlos. Como una persona diagnosticada con Trastorno de Ansiedad Generalizada, esto es lo que mi psiquiatra y los psicólogos que he consultado me han recomendado (y que me han funcionando) para controlar mi cuerpo cuando tengo estos temibles episodios de angustia desmedida.
¿Cómo controlar un ataque de pánico en la noche? 5 consejos comprobados
En medio de la noche estás acostada en tu cama dispuesta a descansar cuando, de pronto, tu corazón se empieza a acelerar, tu respiración se vuelve ruidosa y agitada, tu temperatura sube incesantemente y empiezas a temblar. No hay duda: estás sufriendo un ataque de pánico.
Durante mi tratamiento que ha durado casi un año y medio, he sufrido ataques de pánico en diferentes intensidades, ocasiones, y lugares, incluyendo en el espacio que siempre he considerado mi lugar seguro: mi cama. Pero conforme he avanzado en mi proceso, he descubierto herramientas que me han ayudado a salir y recuperarme de ellos cada vez más rápido. Más abajo te cuento cuáles son.
La posición recostada no es la más óptima cuando la respiración está desequilibrada. Así que, reúne todas las fuerzas posibles y baja de la cama al suelo (el cambio de altura y de temperatura te ayudará a salir del espasmo sutilmente) con la espalda recargada en la orilla del colchón. Coloca una mano en tu pecho y otra en tu diafragma y haz cuantas respiraciones profundas necesites hasta que tu ritmo cardiaco regrese a la normalidad.
Antes de llegar al clímax de un ataque de pánico, corre a tu cocina para sacar del congelador un gorro térmico y cubre tu cabeza con este. El choque intenso te temperatura cortará de tajo los síntomas y evitará que escalen. Pero no lo mantengas puesto demasiado tiempo, solo el neceario para tranquilizarte.
En el mismo sentido que el gorro térmico, antes de que el ataque de pánico te inmovilice, puedes ir al baño más cercano y poner tus manos a remojar bajo el chorro de agua fría del lavabo. Sentir el líquido fluir a bajas temperaturas te ayudará a relajar tus manos, que es donde se acumula la mayor tensión durante estos episodios.
En mi caso, mi médico psiquiatra me recetó un medicamento especial para calmar mis ataques de pánico. Tarda 30 minutos aproximadamente en hacer efecto, así que me recomendó aplicar de forma alternativa cualquiera de los anteriores consejos mientras la pastilla hace su trabajo.
El último y muy obvio consejo sobre cómo controlar un ataque de pánico en la noche es pedir ayuda. Ya sea que le llames a tu persona de confianza para que te ayude a respirar y a decirte palabras tranquilizantes, o que directamente solicites apoyo a un servicio de atencion psicológica de emergencia para que te indiquen el mejor curso de acción que debes tomar en cada situación particular.
Espero que alguna de estas técnicas te ayude a superar tus momentos de crisis y que poco a poco te sientas en mayor sintonía con tu mente para detectar con anticipación cuando un ataque de pánico se acerque y puedas prevenir que escale demasiado. Y recuerda: sufrir ansiedad no es un impedimento para vivir con dignidad.