Por Antonio Fuentes vía Glamour
La respuesta a cómo ser feliz resulta más sencilla de lo que parece.
Somos fieles creyentes de que la vida se produce, de que las emociones tienen un punto donde podemos controlarlas y encaminarlas hacia lugares más sanos. Muchas veces, entendemos a la felicidad como la consecuencia de las cosas que pasan fuera de nosotros, como si tenemos una pareja, si cumplimos las expectativas de los demás, todo aquello que no forma parte de nuestro control y nuestra felicidad no puede depender de factores externos, está en nuestras manos.
Mas allá del terreno filosófico y psicológico que podríamos tocar para abordar este tema, es posible obtener esa sensación de felicidad gracias a dos sustancias que se producen en nuestro cuerpo: la dopamina y la endorfina. Aquí te contaremos cómo puedes aumentarlas para lograr un estado constante.
Cómo aumentar la dopamina
La dopamina es la molécula encargada de llevar un mensaje desde las neuronas al resto de las células, así como interviene en procesos tales como la memoria, los movimientos del cuerpo o la conducta, también tiene una gran influencia en la manera en que nos sentimos, por ello se dice que es la encargada de producir ‘la felicidad’.
La función del sueño es más compleja que el descanso de nuestro cuerpo, pues a través de él suceden varios procesos que favorecen la renovación de cada una de sus partes. En términos de felicidad, al estar dormidos, entramos en un estado de relajación que aumenta la producción de serotonina y melanina, las cuales contrarrestan los efectos de la adrenalina y el cortisol, las hormonas encargadas del estrés, ayudándonos a sentirnos más ligeros.
En conjunto con las anteriores, la dopamina es reguladora del sueño porque inhibe la producción de melatonina durante las primeras horas de sol, encargándose de hacernos despertar con una sensación de placer.
Una de las mejores maneras de aumentar la producción de dopamina es sentirte contenta por todo lo que has conseguido durante el día. El tamaño de los logros no depende de estándares ni expectativas externas, se trata de lo que funcione mejor para ti, así que cualquier meta que hayas podido superar, es motivo de celebración.
Puedes hacerlo dándote un pequeño premio como tu helado favorito o un momento de relajación, lo importante es que encuentres la forma de reconocer cada cosa que hagas bien.
El ejercicio no solamente favorece a nuestro cuerpo, también es uno de los grandes auxiliares de nuestra salud mental, pues al momento de poner nuestro cuerpo en movimiento, el cerebro comienza a producir endorfinas, serotonina y, por supuesto, dopamina, haciendo que tengas esa sensación de felicidad cuando haya terminado tu rutina.
No se trata de estar toda la tarde en el gimnasio, el ejercicio que te resulte más interesante es el ideal, ya sea natación, yoga, pilates o incluso dar un largo paseo a un buen ritmo es más que suficiente para lograrlo.
Cómo aumentar la endorfina
La endorfina es una sustancia que se produce naturalmente en el encéfalo y es la encargada de bloquear la sensación de dolor, además de tener una relación muy profunda con las emociones que nos producen placer. Aquí algunas sencillas maneras de aumentarla.
Lo ideal es que, durante tu día, puedas destinar al menos una hora para practicar tus hobbies. Esto no solamente hará que te distraigas y te desconectes de lo que sucede alrededor, sino que cuando las personas estamos haciendo algo que nos agrada, el cerebro tiende a segregar más endorfina, por lo tanto, comenzarás a sentirte aliviada de cualquier situación que te aflija y sentirás placer de estar haciendo una actividad que te entretiene. Te dará una gran mejora de tu estado anímico.
Aunque no lo creas, reírte a diario es una de las mejores formas de aumentar la endorfina, no tengas miedo de hacerlo, incluso si te encuentras sola. Destinar unos momentos del día para hacerlo, ayudará a que la endorfina se libere en tu cerebro y también limitará la producción de cortisol, la hormona encargada de producir el estrés.
Cantar y bailar tienen los mismos efectos que hacer ejercicio, incluso pueden ser parte de tu rutina diaria si prefieres alternar un día de ir al gimnasio o hacer una actividad, por quedarte en casa a disfrutar tu música favorita. Cuando cantas y bailas, tu cerebro comienza a liberar endorfina, además de que, con el movimiento de nuestro cuerpo, los músculos trabajan más, ayudándote a liberar la tensión acumulada en ellos mientras pasas un momento agradable.
Resulta fascinante pensar que la felicidad es un proceso químico, pero aún más, que tenemos la posibilidad de controlarlo con pequeñas actividades en nuestro día a día. La próxima vez que te preguntes cómo ser feliz, tendrás la certeza de que tú misma, sin ayuda de nadie, podrás lograrlo.